Por Redacción Noticentro,
“He dado instrucciones al secretario de salud, Jorge Alcocer, para que emita un comunicado, estableciendo que cualquier empresa o gobierno local que quiera adquirir vacunas para aplicarlas en México, tiene autorización…”, así lo anunció Andrés Manuel López Obrador por la mañana, después de que Hugo López-Gatell dijera todo lo contrario.
Qué bueno, Presidente. Qué bueno que usted está viendo, si está viendo, lo que va a tomar realmente combatir la pandemia porque, o bailamos todos juntos, o va a ser imposible este vals; este vals requiere de todos, Presidente. Muy bien, muy bien por esa postura asumida en Palacio Nacional.
El presidente dijo, además, que está de acuerdo en instrumentar un plan de vacunación paralelo al nacional. Los interesados deberán enviar una solicitud a la Secretaría de Salud, anexar el contrato de adquisición de las vacunas, la cantidad y la farmacéutica. También deberán especificar dónde van a aplicar las inmunizaciones para evitar duplicidades. Alertó, eso sí, que no es fácil conseguir las dosis.
La respuesta del Presidente se da tras las exigencias de los gobiernos estatales. Querían el permiso, ya lo tienen. Es cierto que la vacunación en nuestro país avanza lento. Menos del 0.5 por ciento de la población ha recibido la dosis de Pfizer-BioNTech a un mes de que inició la campaña.
Si nos comparamos con países como Israel, donde esperan en dos meses tener a todos los mayores de 16 años vacunados, es claro que México se ha visto rebasado. Una brigada de 12 personas para aplicar una vacuna, resulta inconcebible si pensamos que cada integrante de esa brigada deberá estar inmunizado ante el contacto constante con la población. Un despropósito, pero ante los señalamientos del uso de la vacuna como activo electoral, el Presidente ya le dio oportunidad a la oposición de ser parte de ese frente. Y es ahí donde las cosas se ponen interesantes.
Tras lo dicho por el Presidente en Palacio Nacional, varios gobernadores celebraron. Incluso informaron que se reunían ya con sus respectivos equipos para evaluar opciones de compra, como si a la Secretaría de Relaciones Exteriores no le hubiera costado un trabajo de varios meses conseguir acuerdos. Y pensemos en que no se trata sólo de conseguir contratos, el tema es la capacidad presupuestaria para liquidar la compra y la operativa para hacer que esas vacunas lleguen a la población. Si países enteros tienen complicaciones para ejecutar sus campañas de vacunación, ¿qué pasará con los estados de la República?
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Los gobernadores de Acción Nacional afirmaron de inmediato que ya preparan su esquema de cooperación público para adquirir y aplicar las vacunas. Algo que en papel puede resultar efectivo, pero, ¿en la práctica?
Es innegable que, en un país como el nuestro, con un responsable de la pandemia que incluso prefiere culpar a las enfermedades crónicas antes de reconocer los evidentes errores, es necesario que todos caminemos hacia el mismo lado; pero también es importantísimo que ese ritmo vaya acorde a lo posible. No se trata de victorias sobre el oponente, sino de la salud de millones de mexicanos.