Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
La decisión está tomada para que la Guardia Nacional, (GN), quede adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La respectiva reforma constitucional superó ya, con facilidad, la aduana de la Cámara de Diputados, y en breve lo hará con la Cámara de Senadores, para luego recibir el aval de las legislaturas estatales.
A diferencia de lo que sucedió con la reforma judicial, esta vez Morena y sus aliados no sufrirán por votos para consolidar la que es otra de las propuestas del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Pero, más allá de todo eso, hay que decir que no luce muy prometedora la decisión de militarizar la Guardia Nacional. Por lo menos no tan prometedora como la promueven quienes impulsan la iniciativa.
Estoy seguro de que todos los mexicanos queremos que la corporación responsable de la seguridad pública en el país de resultados, pero la realidad es que, no hay muchas esperanzas de que así suceda.
Y es que, no se alcanza a ver cómo el solo hecho de colocar a la corporación en la adscripción de los militares podría mejorar los resultados en el combate a la inseguridad pública.
Sucede lo que con la reforma judicial, que pretende mejorar el sistema de justicia reformando solamente una parte del andamiaje jurisdiccional, lo cual es un despropósito porque para lograr resultados se necesita una reforma integral, que abarque tanto la procuración como la impartición de justicia, y desde luego el sistema penitenciario.
Igual ocurre con el tema de la Guardia Nacional. Es fantasioso creer que por el solo hecho de adscribirla a la Sedena, habrá mejores resultados en el combate a la inseguridad pública. Menos cuando desde hace muchos años los grupos criminales le perdieron por completo el respeto a los militares.
Si, desde luego será importante fortalecer la Guardia Nacional, con una mayor disciplina y una férrea capacitación para confrontar a la delincuencia, y para atender e investigar delitos, pero a la par de ello deben implementarse otras acciones que aprieten la pinza sobre los grupos del crimen organizado, que son básicamente los que tienen sumido en un baño de sangre a la mayor parte del país.
Una de esas acciones sería, por ejemplo, reforzar las corporaciones estatales y revivir las policías municipales, pero sin pichicaterías presupuestales para que haya posibilidades de pagarles a los agentes sueldos y prestaciones decorosas que los blinden del poder corruptor de la delincuencia.
Esperemos entonces que la estrategia de seguridad del gobierno de Claudia Sheinbaum, que iniciará el uno de octubre, sea muy distinta a la del gobierno que se va el 30 de septiembre. Ojalá que no estén pensando que con el solo hecho de militarizar la Guardia Nacional la inseguridad pública se resolverá. Se necesitará mucho más que eso.
Lo que si es una realidad es que el país no resistirá seis años más con los niveles de violencia que hoy padece. Es algo que las autoridades deberían haber entendido hace mucho tiempo.
EL RESTO.
GATTÁS, OTROS TRES AÑOS.- Este martes rindió protesta, por un segundo periodo de tres años, el alcalde de Victoria, Eduardo Gattás Báez.
El morenista hizo un recuento de lo que fueron los logros más destacados en su primer trienio de gobierno.
Se refirió, por ejemplo, a la consolidación de un gobierno cercano al pueblo, con una política de austeridad y ahorro que permitió mejorar los servicios públicos y garantizar el bienestar de los victorenses.
Además, dijo, se privilegió el apoyo a favor de las familias y sectores vulnerables a través de los diversos programas del gobierno municipal y DIF Victoria.
Sin duda, destaca la inversión histórica que recibió la capital del estado, del orden de los 1,600 millones de pesos en los últimos dos años. Con esos recursos se realizaron más de 490 obras de pavimentación de calles y mejoramiento de infraestructura de movilidad.
En mejoramiento de la red de hidráulica de la ciudad se invirtieron 260 millones de pesos.
Esperemos que a Victoria le siga yendo bien en los tres años de enfrente.
ASI ANDAN LAS COSAS.