Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
Sigue desbordada, como un río, la corrupción en el sindicato del Instituto Mexicano del Seguro Social, (IMSS), en Tamaulipas. La venta de plazas es el principal filón de oro para los dirigentes.
“Los recuperas en menos de un año. Son plazas con sueldos no menores a 30 mil pesos mensuales”, me dijo un ofertante del espacio laboral, que no sabía que hablaba con un reportero, que hacía trabajo de investigación.
—¿Pero es algo seguro? No me vayan a estafar. La quiero para un familiar.
—“Como crees. No eres el primero que va a comprar una plaza. Todo está garantizado”, me respondió.
La platica entre reportero y vendedor surgió porque un tercero avisó de la “gran oferta” de plazas en el IMSS.
“Todo se hace a través del sindicato”, explicó, como si eso fuera una garantía.
La conversación concluyó con un, “lo voy a pensar, y te aviso”, por parte del periodista.
El asunto sirve para ilustrar la insultante corrupción de que le hablo y que sigue agobiando al IMSS tamaulipeco.
La venta de plazas, o cambios de adscripción, se hacen a través del sindicato, pero seguramente también alcanza a los funcionarios públicos que tienen bajo su responsabilidad las distintas áreas de la delegación.
Si no hay complicidad por comisión, la hay por omisión, porque imposible que no se den cuenta de lo que es un secreto a voces.
En su descargo, habría que decir que el padecimiento es muy viejo. Desde hace muchos, muchísimos años. Sin embargo, eso no exculpa a nadie. Por el contrario, inculpa a todos.
El punto es que, eso explica la ferocidad con que se disputa la dirigencia sindical cada que se debe renovar el comité seccional, como va a suceder este dos de septiembre.
El poder económico y político que produce el sindicato explica también porque, el doctor Pedro Luis Ramírez Perales, lleva más de una década adueñado de la sección X. Dos veces ha sido secretario general, y en el intermedio impuso a su esposa.
Es tan grande el “botín” en juego que son varios los aspirantes al cargo. Figuran los nombres de Ricardo Obeso, Jorge González, Fernando Hernández y René Gil.
Paradójicamente, el discurso de los candidatos es coincidente en un aspecto: todos prometen combatir la corrupción.
La realidad es que compiten atraídos por ese mismo fenómeno.
EL RESTO.
LA CRISIS DE ARENA.- Los días transcurren y sigue sin resolverse la crisis que enfrenta la industria de la construcción en Ciudad Victoria, por la escasez de arena y grava.
Suman ya varios meses de desabasto, lo cual ha encarecido desproporcionadamente el costo de los materiales, porque los proveedores están teniendo que traerlos de otros municipios, e incluso de estados vecinos.
El problema es que, se sigue insistiendo en que, más que un incumplimiento de la normatividad legal, las pedreras que venían funcionando fueron clausuradas por un conflicto de índole político.
Como sea, ojalá y que la autoridad encuentre pronto una alternativa de solución, que ponga fin al problema, porque suman docenas o cientos las familias afectadas indirectamente.
NADA SE PIERDE.- Si organismos autónomos como el Itait llegaran a desaparecer, la verdad no haría mucha diferencia.
Es innegable que su tarea de ser garantes de la transparencia y el derecho a la información es valiosísima para el ciudadano, pero el problema es que no la ejercen.
Los comisionados del Itait se gastan casi todo el presupuesto en ofertar cursos de capacitación a escuelas o personal de instancias publicas, y dejan de lado lo importante, que es “apretarle” a los sujetos obligados para que atiendan los requerimientos de información de los ciudadanos.
ASI ANDAN LAS COSAS.