Desde que Xóchitl Gálvez, senadora y figura prominente, manifestó su intención de competir por la Presidencia de la República, ha enfrentado un tumultuoso camino, en el que, sorprendentemente, los partidos PAN, PRI y PRD han decidido mantenerse al margen.
Recientemente, Gálvez ha estado en el ojo del huracán debido a errores detectados en su informe de titulación como Ingeniera en Computación por la UNAM. A pesar de sus esfuerzos por aclarar que dicho documento es un «informe» basado en su experiencia profesional, la investigación ordenada por la UNAM ha avivado el escándalo.
Con firmeza y sin mostrarse afectada, la aspirante presidencial ha expresado: «Han intentado derribarme de muchas maneras, cuestionando mis raíces, mis logros empresariales y hasta mi profesión como ingeniera».
Además de enfrentar estas controversias, Gálvez ha sentido la presión directamente desde Palacio Nacional. El Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha tenido que aludir a ella como «la señora X», ha utilizado incluso al SAT para exhibir contratos de su empresa, una acción que ha sido considerada por muchos como una violación a normativas legales.
La escalada de ataques no se detiene ahí. Morena ha llevado a cabo una serie de acciones en su contra, como la iniciativa de demolición de su casa por supuestas irregularidades en documentos, y más recientemente, la difusión de mensajes engañosos en redes sociales.
Xóchitl ha enfrentado estas adversidades con coraje y determinación, declarando estar lista para más ataques. Sin embargo, en esta complicada travesía, la pregunta persiste: ¿Dónde están el PAN, PRI y PRD, los partidos que una vez la apoyaron en su aspiración presidencial?