Por Rogelio Rodríguez Mendoza.
Servidores públicos al interior de la Fiscalía General de Justicia del Estado denunciaron, bajo condición de anonimato, la crítica situación operativa que enfrenta la institución, derivada de la falta de personal calificado y el profundo rezago en la atención de carpetas de investigación.
“La Fiscalía es una vergüenza; está colapsada por la ineficiencia en la contratación y por la falta de voluntad para integrar personal con experiencia y vocación de servicio”, señalaron trabajadores de distintas áreas en una denuncia anónima recibida por este medio.
De acuerdo con los testimonios, actualmente la Fiscalía enfrenta un rezago superior a las 20 mil carpetas de investigación, situación que ha generado una grave crisis en la procuración de justicia.
“No hay suficientes agentes del Ministerio Público para atender las áreas críticas. Los procesos de selección son lentos, burocráticos e ineficaces”, añadieron.
Los denunciantes criticaron también el funcionamiento del sistema de tres pisos, implementado como parte de una reestructuración para mejorar la eficiencia institucional, pero que —aseguran— ha sido un rotundo fracaso. “Lejos de agilizar los procesos, lo empantanó todo. La ciudadanía no ve resultados y nosotros, adentro, estamos rebasados”.
Uno de los principales obstáculos señalados es el proceso de evaluación que realiza el Centro de Control y Confianza (C3), al que calificaron de tardado, obsoleto y excluyente. “Dejan fuera a elementos con experiencia por criterios poco claros. Sus protocolos son engorrosos y los resultados tardan meses. Los aspirantes terminan yéndose a donde sí les ofrecen trabajo de inmediato”.
Además del estancamiento en los procesos de ingreso, los trabajadores señalaron que no hay incentivos para retener talento ni condiciones laborales dignas para quienes ya integran la plantilla, lo que contribuye al desgaste institucional.
“Queremos que esto se sepa porque somos quienes damos la cara al público y sufrimos el colapso desde dentro. Pedimos respeto a nuestra privacidad porque tememos represalias, pero alguien tiene que decir lo que está pasando”, concluye el testimonio.