“Antes de que nos olviden / haremos historia”, advierte el primer verso del éxito de Caifanes Antes de que nos olviden, y aunque el tema es una oda a quienes ya no están, sirvió como decreto para lo que sucedió el sábado por la noche en el Estadio GNP Seguros.
Una hazaña que se sintió aún más especial al vivirla acompañados de 65 mil almas que se dieron cita para celebrar este acontecimiento en conjunto, pues como bien lo ha señalado su vocalista Saúl Hernández en varios de sus shows: “El espectáculo eres tú, raza”. La noche del sábado esa fidelidad se vio representada a modo de un contundente sold out y sin temor a que la lluvia cayera de forma inclemente en la capital.
Pasadas las 21:00 horas, con un público impaciente, a la espera de que se terminara de llenar el lugar, Hernández apareció echándose su tema Miedo, sólo él y su guitarra para aplacar las ansias. Un inicio sutil, pero poderoso, que encendió la mecha de una velada que apuntaba para ser explosiva, emotiva y llena de mucha protesta.
Cuando el resto de los integrantes aparecieron en el escenario y los primeros acordes de Viento comenzaron a sonar, el rugido de la audiencia hizo cimbrar el lugar. Todos coreando, ninguno estaba callado. El espíritu de un formidable público convencido de la herencia cultural que el grupo ha dejado al país, la capital y la escena rockera local.
En las pantallas del inmueble aparecieron fotografías de marchas, como el movimiento estudiantil del 68, hasta el caso Ayotzinapa y una dedicada a los periodistas asesinados y desaparecidos, como Miroslava Breach y Javier Valdez.
“Y cuidaremos de nuestras almas”, modificó el cantante la letra, en cuya interpretación se pudo percibir el dolor que canalizó a través de su voz.
El recinto ha cambiado, pero la raza es la raza, y aunque ahora la pista está dividida entre la primera mitad sentada y la segunda mitad parada, el verdadero relajo estaba atrás, donde la gente se encontraba completamente atiborrada y disfrutando del concierto como en los viejos tiempos, encimados los unos con los otros y dejándose ir entre saltos, alaridos, con los brazos extendidos y las cabelleras agitándose de un lado a otro.
La entrega y explosión de energía sorprendió incluso a su líder.
“¡Impresionante! Gracias por venir al show más grande de nuestra carrera, donde el espectáculo eres tú raza, no nosotros. Porque es gracias a ti que suceden cosas mágicas y se vuelven eternas”, agradeció Saúl emocionado.
Los fans sustentaron sus palabras, pues, en efecto, el verdadero espectáculo estaba en la pista y las gradas, donde se podía ver a la gente bailando y cantando a ritmo de temas como Los dioses ocultos, Para que no digas que no pienso en ti, Nubes y Detrás de ti.
Los que tenían lugar de plano se movieron hacia los pasillos para poder descontrolarse a gusto, otros extendían su alegría a larga distancia haciendo hasta videollamadas con amigos y familiares lejos y otros varios se grababan a sí mismos entonando sus temas favoritos.
La mayoría de estos momentos fueron proyectados en las pantallas del show, donde a lo largo de todo el espectáculo se dejaba todo este disfrute de la audiencia.
“¡Bravo! ¡Bravo!”, gritó Hernández entre temas.
Entonces, fue momento de sacar las sorpresas de la noche y el intérprete comenzó a presentar uno a uno a sus invitados. El primero fue Guillermo Briseño, quien lo acompañó a piano para entonar María de mis alquimias, la segunda, Vivir Quintana quien fue llamada para entonar su himno Canción sin miedo.
“Tenemos años denunciando y el Estado se sigue haciendo pendejo”, denunció el vocalista. Después se hincó para rendir reverencia a la activista y cantautora.
“Para todas las mujeres que luchan. Ni una más, ni una menos”, pronunció Quintana desde un escenario que se tiñó de morado.
“Necesitamos más hombres y menos machos”, se leyó al finalizar el número.
El último de sus invitados fue Sergio Arau, el exintegrante de Botellita de Jerez, quien apareció con su guitarra para cantar junto a los Caifanes el hit Alármala de tos.
La presencia del otrora Uy Uy Uy fue un homenaje a una banda que, según Saúl, fueron de los primeros en abrirles las puertas a los Caifanes.
Con Ayer me dijo un ave, fue momento de hacer un tributo a los niños, segmento en el que el vocalista aprovechó para agradecer a los fanáticos que se han encargado de expandir su legado y presentando su música a las nuevas generaciones. Muchos pequeñitos alzaron la mano y presumieron la camiseta del evento.
“¡Miren!, por ahí hay una pequeñita que ya es Caifanes gracias a sus papás”, señaló el líder sorprendido cuando la familia le gritó que tenía tan sólo un año.
“Aparte trae su playerita”, dijo enternecido.
La lluvia llegó para el set final, pero cargado de éxitos como Matenme porque memuero, Te lo pido por favor, No dejes qué y La célula que explota, que lejos de ahuyentar a la audiencia sólo fue un factor más para el relajo.
El festejo de dos horas de duración culminó a ritmo de La negra Tomasa, despidiendo la noche entre bailes y aplausos.
El dato
De la velada
- Tuvieron 4 invitados.
- Hubo reversiones con saxofón, congas y trompetas.