Por ROGELIO RODRIGUEZ MENDOZA.
El Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales de Tamaulipas (Itait), y sobre todo sus comisionados, encarnan toda una paradoja, porque existen para garantizar la transparencia, pero en los hechos son los principales fomentadores de la opacidad. Es algo así como el mundo al revés.
El pasado jueves, en una ceremonia muy singular porque los invitados principales fueron los titulares de los principales entes públicos a los que el Itait debería vigilar, para que respeten y cumplan sus obligaciones de transparencia, el comisionado presidente, Humberto Rangel Vallejo, rindió su segundo informe anual de labores.
El destinatario final del informe debió ser la sociedad, pero, irónicamente, el gran ausente fue el ciudadano.
Peor aún: el matamorense y sus compañeras comisionadas realizaron la ceremonia sin la presencia de la prensa, que es el principal vínculo entre la sociedad y la autoridad. Se cuidaron, y bastante, de que los periodistas no hicieran acto de presencia.
Es muy posible que hayan tenido temor de que los reporteros los exhibieran frente a la comisionada presidenta del Inai, Blanca Lilia Ibarra Cadena, quien fue la invitada de lujo a la ceremonia.
Eso sí, el comisionado presidente no pudo resistir la tentación de presumir, más tarde, en sus redes sociales, el magno evento que encabezó en el auditorio del Congreso del Estado.
Difundió en Facebook, Instagram y otras plataformas, una media docena de fotos en las que aparece posando, orgulloso, con un texto que parece más una burla que un informe de actividades.
“Avanzamos a paso firme en favor de la transparencia en Tamaulipas…” dice parte de la publicación, en lo que uno no sabe si reír o llorar, porque en la realidad las cifras del Itait han sido muy pobres, y no son congruentes con el sueldo de alrededor de casi 150 mil pesos mensuales que gana cada comisionado.
Funcionarios del mismo Itait nos dicen que, el rezago de asuntos sin resolver es abismal, afectando con ello a ciudadanos que se duelen de la violación a sus derechos.
Parte de ese rezago obedece, en parte, a que algunas plazas que deberían ser para abogados o expertos en materia de transparencia, el exdiputado local y sus compañeras comisionadas, las han utilizado para colocar a sus amigos.
Dos de esos beneficiarios son: Luis Orosco Sontoya y Luis Morelos Selvera López. Desde que Rangel Vallejo asumió la presidencia del Itait, ambos fueron designados jefes de departamento, sin cumplir el perfil para ello, con todas las consecuencias que eso implica.
Ambos han sido fieles colaboaradores del exlegislador del Partido Verde Ecologista de México (Pvem). En el Congreso del Estado fueron parte de la nómina.
El punto es que, en vez de “apretar” a los sujetos obligados para que no le sigan haciendo al “tío Lolo” con el tema de la transparencia, los comisionados se la han pasado asistiendo a conferencias o eventos relacionados con la transparencia. Se han gastado el presupuesto que ejercen, dando platicas, a estudiantes y servidores públicos.
Por eso le digo que el Itait personifica toda una paradoja: su principal tarea es garantizar el derecho a la transparencia y el acceso a la información pública y protección de datos personales, pero en la práctica termina siendo el primero que violenta esos derechos.
Tan opaco es el Itait que ni siquiera en su sitio de internet tiene publicado el documento que contiene el informe anual de su presidente. Por lo menos hasta este domingo no aparecía.
EL RESTO.
SABER GANAR, SABER PERDER.-No sabemos quien va a ganar la elección, pero ojalá que quienes sean los perdedores tengan la humildad para aceptar el resultado.
De esa aceptación dependerá que tengamos una elección tranquila, sin violencia.
Los candidatos derrotados deberán ser lo suficientemente humildes y maduros para calamar a sus seguidores. Serán ellos los responsables directos de lo que suceda durante y después del cinco de junio.
ASÍ ANDAN LAS COSAS
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