CIUDAD DE MÉXICO.
La primera vez que Julio Urías impresionó a un buscador de talento no fue en el centro del diamante, lo hizo como jardinero, aunque sí mostró la mejor carta de presentación: su brazo.
Ocurrió en mayo de 2010 durante la Olimpiada Nacional en la categoría 13-14 años, en el estadio El Rosario de San Juan de Los Lagos, Jalisco. El ahora zurdo pitcher campeón con los Dodgers representaba a Sinaloa.
El gran buscador de talento que fue Jorge Calvo, siempre me recomendó que cuando quisiera checar a jugadores me fuera con las categorías 11-12 y 13-14, porque los de 15-16 ya está muy manoseados, muchos peloteros ya están hasta firmados”, recuerda el dominicano Julio César Imbert, quien como en sus tiempos de galán de fotonovelas, lleva el papel protagónico en la historia del sinaloense.
Vi al right fielder de Sinaloa de 13-14 que metió un tiro de aire a home y me impresionó. También la manera en la que sacaba el bate. Localicé a su padre y lo felicité, me dijo: ‘mañana le toca en donde es bueno, va a pitchear’.
Imbert regresó al otro día para observar al pelotero, quien estaba cerca de cumplir 14 años.
De inmediato noté su soltura, el control de su brazo y un movimiento natural para lanzar como lo mantiene ahora “, cuenta Imbert.
Algo me quiso decir su papá sobre una situación médica, pero no alcanzó porque Julio llegó a donde estábamos. Yo pensé que le había picado algún insecto en el ojo, pero su papá me explicó que era un problema de nacimiento. Julio me aseguró que no tenía problemas para ver.
En ese momento les ofrecí que Diablos Rojos podría pagar una operación”.
PROSPECTO DEFINIDO
En el primer reporte por escrito que levantó Imbert sobre Urías lo calificó como “prospecto definido”.
Eso quiere decir que puede llegar a tocar el cielo. A esa edad es difícil que alguien reciba esa distinción”, explica el dominicano.
Imbert se comunicó de inmediato con los directivos de los Diablos Rojos y aunque hubo dudaron al final los convenció.
El problema está en el ojo, no en el brazo”, fueron las palabras contundentes para insistir con la firma.
La organización de los Diablos Rojos se puso en acción ante ese primer reporte, que fue clave en la carrera del pitcher, quien ayer se apuntó uno de los salvamentos más importantes en la historia de los Dodgers y quien junto a Víctor González protagonizaron un día histórico para el beisbol mexicano.
Los Diablos Rojos se encargaron de darle seguimiento en Sinaloa, con los buscadores que tienen en esa zona. Luego se dio la firma y tiempo después, ya en la Academia, lo vio Mike Brito para llevárselo con Dodgers”, recuerda sobre el día en el que el equipo angelino también compró el contrato de Víctor González, ganador del encuentro de ayer.
La más reciente ocasión que Julio Imbert se encontró con su tocayo Urías fue el año pasado en un evento que organizó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Nos abrazamos ese día. El Presidente lo tomó muy de cerca y le pidió que grabara un mensaje para que motivara a los niños”.
Sin ese primer reporte y la insistencia de Julio César Imbert para firmarlo, probablemente Dodgers no habría levantado ayer el título de Serie Mundial.