Por ROGELIO RODRIGUEZ MENDOZA.
Durante los últimos días, los partidos y sus candidatos han desplegado una especie de guerra de encuestas. Cada uno desde sus trincheras ha difundido supuestas investigaciones de consulta que los colocan como punteros en la contienda electoral.
Es como si de pronto alguien les hubiera dicho que salieran a proclamarse ganadores desde ahorita. Si se hubieran puesto de acuerdo no habrían logrado tanta sincronía en la estrategia.
Así, cada quien, con números propios avalados por casas encuestadoras, “serias y muy confiables”, PRI, PAN y Morena, como cabezas de coaliciones, se aseguran en los primeros lugares de las preferencias electorales.
La realidad es que , como ya hemos advertido aquí mismo, las encuestas son simples referencias del momento pero no constituyen, para nada, un instrumento confiable, que garantice el triunfo de nadie.
Eso lo sabemos usted y yo, como lo saben desde luego los partidos y los candidatos. El problema es que ellos creen o suponen que diciéndose los punteros van a influir en la ciudadanía al momento de emitir el voto el uno de julio. A eso le apuestan, a confundir al electorado.
Sin embargo, en lo personal me parece que lo único que consiguen los partidos y sus abanderados es evidenciar la inseguridad que padecen. “Dime de que presumes y te diré de qué careces”, dice el refranero popular, en algo que a los políticos en contienda les acomoda a la perfección.
Por ello, en vez de andarse finteando unos a otros con sus encuestas, los partidos y sus candidatos deben buscar otras formas de seducción electoral más efectivas.
Ya le he platicado aquí mismo que, una elección es como un juego de béisbol: la victoria solo está segura hasta que cae el out 27. Así en la contienda: la verdadera encuesta es la que se dará en las urnas el próximo uno de julio, cuando el conteo de los votos identifique al triunfador.
Ojalá y lo entiendan bien los partidos y sus abanderados. Lo que cuentan son los votos, no las cifras o números que les entregan las encuestadoras. Déjense pues de payasadas .
EL RESTO.
REZAR Y ESPERAR.- A 22 días de que los tamaulipecos, y los mexicanos en general, vayamos a las urnas, el ambiente electoral comienza a tornarse peligroso, amenazante.
El ataque a balazos de que fue víctima, éste jueves, la sede estatal del PAN en la Capital tamaulipeca, es un referente contundente de lo grave de la situación.
El gran problema es que no se ve cómo la autoridad en su conjunto pueda impedir que la violencia electoral escale.
¿Qué nos queda como ciudadanos? Simplemente, rezar y esperar.
CAPITAL EN CRISIS.- Durante los últimos meses, los letreros de “Se vende” o “Se renta” se han incrementado en la capital tamaulipeca.
Se trata de un referente de cómo cada vez son más los negocios que cierran o de que, cada día son más los victorenses que prefieren emigrar de la ciudad por la situación de inseguridad pública y la falta de oportunidades para sobrevivir.
Se trata, sin duda, de la peor época en la historia de Ciudad Victoria. Y lo más preocupante es que no hay para cuando mejoren las cosas.
ASI ANDAN LAS COSAS.