Por ROGELIO RODRIGUEZ MENDOZA.
Después de lo que vimos en el segundo debate de los candidatos a la Presidencia de la República, a mí me sigue quedando claro que ninguno de los cuatro personajes tiene los tamaños para conducir al país por mejores destinos que los que ha tenido.
Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade, Ricardo Anaya Cortés y Jaime Rodríguez, volvieron a centrar su oferta de gobierno en simples generalidades, en posturas muy superficiales, o en simples promesas que en nada ayudarán a resolver los males de México. Siguen hablando de la enfermedad pero no nos dicen cómo van a curarla.
Lamentablemente, con todo y esa incompetencia que han exhibido los cuatro, es inevitable que uno de ellos será el próximo Presidente de México.
Partiendo entonces de esa realidad, de que obligadamente uno tendrá que ser el ganador, bien haríamos los mexicanos en no entregarle al próximo Presidente todo el poder completo. Pongámosle una especie de “candado” para que no se despache con la cuchara grande.
¿Cómo? ¡Vote cruzado!. Es decir, vote por quien usted crea o considere que es el menos peor de los presidenciables, pero no le dé el voto a los candidatos a Diputados y Senadores de su partido o coalición. Si lo hace de esa forma le estará entregando el pastel completo y no habrá forma de evitar que enloquezca.
Si usted le permite al próximo Presidente de la República que tenga mayoría en el Congreso de la Unión, lo estará convirtiendo en un monarquita, porque su poder para gobernar al país será absoluto. Cualquier ocurrencia que se le venga en gana será respaldado por el Poder Legislativo, y eso es peligroso.
Es algo parecido a lo que ocurre en la mayoría de los estados del país, porque en casi todos, con excepción de Nuevo León, las legislaturas son dominadas por una mayoría afín al partido en el Gobierno, y eso propicia que cualquier iniciativa que remita el jefe del Ejecutivo sea aprobada a pesar de la oposición de las bancadas minoritarias. Se pierde el equilibrio de los Poderes.
Por eso le digo que, si permitimos que lo mismo ocurra a nivel federal estaremos creando un monstruo. Es posible, si, que nos equivoquemos al elegir al próximo Presidente, pero no podemos equivocarnos dos veces al mismo tiempo entregándole el control del Congreso de la Unión.
De ahí, le insisto, la importancia de que vote cruzado. En su momento, cuando tenga las boletas en su mano, no tache todo en favor de una coalición. Si su decisión ha sido votar, por ejemplo, por Andrés Manuel, o por Meade, Anaya o Cortés, no le dé el voto a los candidatos a Diputados y Senadores de los mismos partidos que respaldan al Presidenciable.
De hecho, algunos como Andrés Manuel López Obrador, sueñan y ambicionan tener mayoría en las Cámaras de Diputados y en la de Senadores. Por eso en uno de sus spots hace la invitación o el exhorto a la sociedad para que también vote por los candidatos a legisladores de su partido.
Por eso mi insistencia en que el voto cruzado es la mejor estrategia para evitar un desastre nacional en caso de que el próximo Presidente resulte una nulidad o un loco.
EL RESTO.
“(En el Tribunal Electoral de Tamaulipas) la única presión que tenemos es la de la ley. Factores externos, no” declaro hace algunos días el Magistrado René Osiris Sánchez Rivas.
Alguien tendría que decirle al Presidente del Tribunal que muchas veces es mejor guardar silencio. No se vale insultar de esa forma la inteligencia de la ciudadanía.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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