Por Rogelio Rodríguez Mendoza.
Este día fueron anunciados cambios en la estructura de la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET), y algunas de las designaciones son interpretadas como una concesión a la Sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que recupera posiciones estratégicas en la operación educativa del estado.
Aunque el secretario de Educación, Miguel Ángel Valdez García, formalizó los nombramientos sin mayor alarde, al interior del sector magisterial la lectura es clara: se trata de un reacomodo político para contener tensiones y reequilibrar el poder dentro de la dependencia, particularmente en las áreas de administración y operación.
El movimiento más significativo fue el del licenciado Hugo Armando Fonseca Reyes, quien asumió la Subsecretaría de Administración. Fonseca no es un desconocido en el mundo sindical: fue director de Recursos Humanos del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE y representante del secretario general ante la Comisión Nacional de Adquisiciones, lo que confirma su peso en la estructura sindical.
La llegada de un perfil con ese historial al área encargada del manejo de plazas, contratos y recursos humanos ha despertado suspicacias entre algunos sectores del magisterio, que advierten un posible regreso a esquemas de control corporativo que se creían superados.
Los otros dos nombramientos se consideran más técnicos. La maestra Sylvia Isabel Martínez Guerra fue designada en la Subsecretaría de Planeación. Es egresada del Tecnológico de Monterrey, con maestría por la UAT, y ha trabajado como docente y coordinadora académica en el Instituto Tecnológico de Ciudad Victoria.
Por su parte, el doctor Igor Crespo Solís fue nombrado subsecretario de Educación Media Superior y Superior. Con formación en ingeniería civil y doctorado en educación, ha ocupado cargos académicos en Chihuahua, entre ellos el de rector de la Universidad Politécnica del estado.
Durante la entrega de nombramientos, Valdez García apeló a la metáfora de una orquesta para describir el trabajo en equipo dentro de la SET. Pero más allá de los discursos, los cambios marcan una nueva etapa de realineamientos dentro de la dependencia, con miras a fortalecer la gobernabilidad interna y responder a presiones externas.
En el contexto actual, donde persisten los reclamos por rezagos en infraestructura, falta de personal y pagos pendientes, el SNTE parece haber recuperado palanca en la toma de decisiones, al menos en los terrenos que tradicionalmente le interesan: nómina, contratos, gestión administrativa.
El mensaje es sutil, pero firme: en Tamaulipas, el SNTE vuelve a tener voz —y ahora, también voto— en el corazón de la Secretaría de Educación.