Por ROGELIO RODRIGUEZ MENDOZA.
No es ninguna novedad que los Centros de Ejecución de Sanciones, (Cedes), de Tamaulipas son unas “coladeras”. Desde hace muchos años lo han sido.
De hecho, Tamaulipas ocupa el “honor” de ser el Estado que registra la fuga de reos más grande del país. Ocurrió el 17 de diciembre del 2010, en el penal de Nuevo Laredo, cuando se evadieron 151 prisioneros, 58 de ellos del fuero federal. Salieron caminando por la puerta principal, con la complicidad de los custodios.
Antes, en ese mismo año, nuestro Estado ya había sido nota internacional por sus megafugas. El 25 de marzo, también del 2010, 41 reos huyeron del penal de Santa Adelaida en Matamoros, y seis meses después otros 87 hicieron lo mismo de la cárcel de Reynosa.
El 16 de julio del 2011, 59 internos, también del Penal de Nuevo Laredo, repitieron la historia.
En todos los casos, estuvo atrás la mano del crimen organizado.
Por eso nadie debe asombrarse de lo sucedido ayer en el penal de Ciudad Victoria, donde 29 internos alcanzaron la calle a través de un túnel de 40 metros de largo y cinco de profundidad.
En vez de sorprenderse o andarse repartiendo culpas, lo que los Gobiernos deben hacer es actuar. Algo urgente tienen que hacer para cerrar las “coladeras”.
Desde este mismo espacio, en repetidas ocasiones, hemos insistido del abandono gubernamental que padece el sistema penitenciario.
Los Gobiernos le han invertido miles y miles de millones de pesos a la prevención del delito, a la formación y capacitación de policías, Ministerios Públicos y Jueces, y a la construcción de mayor infraestructura para la Procuraduría General de Justicia y para el Poder Judicial, pero siempre se han olvidado del sistema carcelario.
Al área penitenciaria le han regateado el presupuesto, en lo que constituye una incongruencia mayúscula porque debería ser ésta la que mayor apoyo recibiera, tomando en cuenta de que representa el último eslabón del sistema de justicia.
La consecuencia de ese abandono institucional está a la vista de todos con la fuga, estilo “Chapo” Guzmán, sucedida en el Cedes de Victoria, y las que le precedieron en el 2010 y 2011.
Queda claro entonces que , mientras los Gobiernos—el federal y estatal—no inviertan en los reclusorios, las evasiones masivas se seguirán repitiendo. No puede ser de otra forma cuando hay un déficit enorme de custodios ; cuando no hay una separación de reos procesados y sentenciados, y, sobre todo, cuando se toleran los autogobiernos, con todo lo que ello implica.
Luego entonces, como le decía, en vez de andarse repartiendo culpas, los Gobiernos deben diseñar un plan estratégico que permita recuperar el control de los reclusorios. Si no lo hacen, muy pronto Tamaulipas volverá a ocupar los espacios noticiosos en el ámbito nacional e internacional.
¿No me cree? Al tiempo.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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